Si alguna vez has visto a tu hijo tirarse al suelo porque su torre de bloques se cayó o porque no logró abrocharse los zapatos a la primera, entonces ya sabes lo que es la frustración en los niños. Es esa sensación de enojo, tristeza o impotencia que aparece cuando algo no sale como esperaban. Y aunque puede ser difícil de manejar (¡para ellos y para nosotros!), lo cierto es que la frustración es una emoción clave en su desarrollo.
¿Por qué los niños se frustran tan fácilmente?
A diferencia de los adultos, los niños aún están aprendiendo a gestionar sus emociones. Su cerebro está en pleno desarrollo, y la tolerancia a la frustración se construye poco a poco. Según el psicólogo infantil Daniel Goleman, la inteligencia emocional —incluida la capacidad de manejar la frustración— es tan importante como el coeficiente intelectual para el éxito en la vida y crianza.
Cuando los niños se enfrentan a un obstáculo, su cerebro emocional (el sistema límbico) reacciona antes que su cerebro racional (la corteza prefrontal). Por eso, su respuesta suele ser inmediata: llanto, enojo, gritos o incluso un berrinche. Pero aquí viene lo bueno: podemos ayudarles a desarrollar herramientas para manejarla mejor.
Estrategias para ayudar a los niños a gestionar la frustración
1️⃣ Valida sus emociones sin minimizarlas
Es tentador decir: “No es para tanto” o “No llores, no pasa nada”, pero para ellos, sí pasa. En su mundo, que el castillo de legos se caiga puede ser un verdadero drama. En lugar de negar su emoción, prueba con:
🗣️ “Veo que estás enojado porque la torre se cayó. Es frustrante cuando algo no sale como queremos, ¿verdad?”
Validar su emoción les ayuda a sentirse comprendidos y les da las palabras para expresar lo que sienten.
2️⃣ Enséñales que los errores son oportunidades
Muchos niños se frustran porque quieren que todo salga perfecto a la primera. Cuéntales historias de inventores, artistas o deportistas que fallaron muchas veces antes de lograr algo increíble. Por ejemplo, ¿sabías que Thomas Edison probó más de 1,000 veces antes de inventar la bombilla? 🤯
Puedes decirles: “Cada vez que algo no sale como quieres, estás aprendiendo algo nuevo. ¿Qué puedes hacer diferente esta vez?”
3️⃣ Usa el juego como herramienta
Los juegos son una forma increíble de practicar la tolerancia a la frustración. Jugar a los rompecabezas, juegos de mesa o retos físicos (como armar una torre más alta) les ayuda a entender que perder o fallar es parte del proceso.
Por ejemplo, si están jugando a un juego de mesa y pierden, puedes modelar una actitud positiva: “Oh, perdí esta vez, pero voy a intentarlo de nuevo. ¡Tal vez la próxima gane!” 🏆
4️⃣ Enséñales técnicas de calma
Cuando la frustración se apodera de un niño, su cerebro está en “modo alarma”. Enséñales estrategias para calmarse:
✨ Respiración profunda: “Inhala contando hasta 4, exhala contando hasta 4.”
✨ Contar hasta 10: Les da un momento para pensar antes de reaccionar.
✨ Crear un “rincón de la calma”: Un espacio con cojines, cuentos y objetos sensoriales donde puedan relajarse.
5️⃣ Sé su ejemplo
Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que les decimos. Si te ven manejar la frustración con paciencia, ellos también aprenderán. La próxima vez que algo no salga como esperabas, verbaliza tu proceso:
“Uy, este café se me derramó… Me frustra un poco, pero lo limpio y ya está.” ☕
Conclusión: La frustración es una aliada, no una enemiga
La vida está llena de pequeños y grandes desafíos, y ayudar a los niños a gestionar la frustración es un regalo que los preparará para enfrentarlos con resiliencia. Así que la próxima vez que tu hijo se enoje porque algo no salió como quería, recuerda: su cerebro está aprendiendo y tú eres su mejor guía. Con paciencia, amor y herramientas adecuadas, pueden convertir cada momento de frustración en una oportunidad de crecimiento. 💛
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